Como dicen, ¡Cada cabeza es un mundo! en el mundo de los bebés, día con
día, así como crecen físicamente, así también evolucionan sus pensamientos y
aprendizajes, sus emociones y personalidad se detonan con más intensidad como
el sol ilumina al amanecer, su mente va asociando, explorando cosas nuevas e
hilando experiencias que perciben del entorno. Desde el contacto humano como
platicarle, jugar, dar amor y cuidados, como también el ofrecer alimento y orientarle
es fundamental para su desarrollo físico, cognitivo, social.
Algo especial y sensible que prevalece en los padres y más continuo en
nosotras como madres es una conexión y energía que comunica lo que nuestro hijo
necesita, siente o expresa; el entender su lenguaje con solo ver sus ojos es
simplemente el gran amor que detona el lenguaje interno padre-hijo. Esto es
vivir...fijar nuestros ojos en sus bellas ventanas del alma y poder descifrar y
externar a través de nuestro instinto lo que sienten, piensan y desean en su
cabecita. Esta etapa es simplemente única; HIJO en un principio y para siempre
te amo, enseguida te protejo y enseño, después solo te guío y aconsejo, luego
te dejo volar…”Mi amor”.
LG
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