lunes, 30 de diciembre de 2019

El árbol genealógico

Los árboles son una representación de la ascendencia y descendencia humana, su semilla diminuta puede ser la planta que expanda oxígeno años y hasta siglos, su existir en la tierra nos regala paisajes de distintos colores que embellecen la tierra y vislumbran nuestra vista, sus raíces son el tesoro escondido cimentado firmemente como fuente de vida, que sostienen un tronco hidratado para hacer crecer las ramas y florezca dando frutos. ¡Árbol grande y frondoso, pulmón de nuestro respirar...el agua, la tierra y el sol son tu alimento en la biodiversidad que te acompaña para crecer y renacer! 

La empatía enlaza sentimientos profundos para interpretar y entender los ojos de mis abuelos a veces felices y en ocasiones tristes, me dí una pausa para pensar y externar el por qué ellos añoran en diversas ocasiones vivencias de su pasado. Las personas en el mundo venimos de un tronco familiar, agraciados somos los que crecemos y sabemos nuestra descendencia, habrá personas que en su reflejo abrazan lo bueno que tienen de su presente, aunque desconozcan su raíz; en ambas realidades...en uno mismo está encontrar su propia felicidad.

Generalmente el tronco familiar al que pertenecemos se puede asemejar a lo que llamamos “Árbol genealógico”, pues en él, sus ramas representan a los papás, hermanos, abuelos, bisabuelos, tíos y primos. Entonces al nacer ellos son en primer momento parte de nuestra vida, son nuestro núcleo inicial, se conviven años importantes en esta rama, ya que en la infancia detonan vínculos fuertes en nuestra educación; costumbres, principios y valores importantes en nuestra esencia y personalidad, también se adoptan conductas en dicho entorno. Si cerramos los ojos y volvemos a esa época, seguramente nos alojaremos en recuerdos significativos; somos una hoja del árbol que al crecer podrá dar nuevos frutos para lograr ser autosuficientes, o bien, si en el transcurso faltó control o hubo inseguridad, sobreprotección, algún tipo de violencia, el camino se detiene sosteniendo la misma rama o quebrantándola.

Al crecer los seres humanos en la adolescencia y juventud empezamos a conocer nuevos horizontes y caminos para tomar la decisión de nuestro andar, los frutos que quiero formar…desde el estudio, trabajo, compañero o compañera de vida, amigos que se vuelven importantes, hijos, un hogar nuevo. Sobre la marcha van poco a apoco también cayendo por naturaleza ramas valiosas del núcleo en el que nacimos, bisabuelos y abuelos, lo cual genera una tristeza profunda, que el tiempo ayuda a sanar al saber que algún día volveremos a estar con ellos.


Abuelitos...entonces pienso que ustedes han formado su familia, sus propios hijos, sus nietos...Ahora son ustedes los bisabuelos y abuelos, pasa el tiempo y aquellas personas que extrañan tener, que los recibieron al nacer, poco a poco han partido al cielo, no están físicamente, ahora son un recuerdo que llevan en el corazón, la despedida fue dura, sin ellos aquí muchas cosas cambiaron...los bisabuelos que les transmitían vida con su mirada tierna y juegos espontáneos, sus abuelos que los consentían y los hacían los niños más felices, sus papás que los protegían y enseñaban, sus hermanos y primos con los que se divertían y jugaban, sus amigos que los escuchaban, además alguien que los acompañó más de la mitad de su vida, su cónyuge; ESE LEGADO DE SERES, POCO A POCO LLAMADO POR DIOS ESTÁ EN OTRO LUGAR, NO ES QUE ESTÉN SOLOS AHORA...es un ciclo por el que muchos podríamos pasar, ahora ustedes son más fuertes al sostener el tronco que los trajo a este mundo, en el que Dios decidió que estuvieran. No son las mismas fuerzas, pero sí es la misma persona que en algún momento tuvo un tesoro y que ahora lo hizo más grande, solo que la primera parte la guarda y abraza con inmensa felicidad con imágenes en su mente y sonidos del corazón y que en ocasiones, apartado de todos, recuerdan con lágrimas de tristeza y añoranza, pues apreciarían volver a tenerlo tan solo un minuto. 

Mis abuelos...No hay memoria del ayer, la compañía de su familia los acoge, la remembranza de los años buenos que se quedaron atrás en sus pláticas alimenta su alma (lo veo y lo vi en la luz de sus ojos), las risas, espontaneidad y juegos de los nietos y bisnietos les dan más vida (lo mismo que en su infancia transmitieron). Solo sé que en el cielo también les cuidan y tienen su primer gran tesoro.


LG

No esperemos nada de nadie

Sábado, 27 de agosto de 2022.   No esperemos nada de nadie Que bueno que en el camino a nuestras metas personales se encuentre a las persona...